Hoy he despertado asediado de tristeza con un insospechado peso en los parpados que
no dejaba incorporar mi fatigado cuerpo. Sentado y con la intención de ir al lavabo, mi cerebro se ha resistido a realizar cualquier movimiento. Al mirarme al espejo, creí ver a un viejo decrépito. Cuando me dispuse a vestir mi flácido cuerpo, en otros tiempos tan atlético, al abrocharme la camisa no reconocí aquel pecho abandonado a la miseria.
Mi sonrisa se había esfumado detrás de un
rostro abatido: ¡Qué holgazanería!, ¿a dónde voy?, ¿quién me espera?,
mejor me acuesto otra vez, solo con mis penas.
Colección: 💯 PALABRAS DE COLORES BRILLANTES
No hay comentarios:
Publicar un comentario