Me encerré en casa y no contesté a más llamadas. Me perdí entre libros y letras hasta acabar exhausto. Quise olvidar, pero aquí sigo dibujando una y mil veces su retrato.
Hace tiempo que intento olvidarla para salir de mi encierro y cuando su recuerdo sea tan solo un cadáver, saldré triunfante de esta tortura, de quererla con locura.
Un día, allá por mayo o… enero, podré recordar sin dolor alguno, aquella piel tersa que con su roce me retorcía de gozo. Sigo vulnerable y quiero perder la memoria exultante de aquel cuerpo de hada y de su boca bribona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario